Rosas, libros y mucho amor

Cuenta la leyenda que un feroz y terrible dragón arrasaba los alrededores del pueblo de Montblanc (Cataluña). El pueblo estaba tan atemorizado que decidieron realizar un sorteo cada día del que saldría una persona destinada a calmar a la fiera siendo devorada. La solución funcionaba, pero un día tuvo la mala suerte de ser la “afortunada” la hija del Rey. La princesa era joven y bella y hubo ciudadanos que se ofrecieron a cambiarse por ella pero el Rey se mostró severo con el resultado.

Así que la princesa salió de la ciudad y se encaminó hacia la fiera mientras todo el pueblo la contemplaba. Pero justo cuando estaba acercándose al dragón, apareció un joven caballero con armadura dorada a lomos de un caballo blanco. El caballero le dijo a la princesa que había acudido para luchar contra el dragón y liberarla a ella y al pueblo de los sacrificios. La bestia salió de su escondite y empezó una intensa pero breve lucha que terminó con el caballero clavándole su lanza, hecho que provocó que el dragón empezara a sangrar. Y menuda sorpresa cuando de su sangre brotó un rosal con las rosas más rojas que la princesa jamás había visto. El joven caballero cortó una rosa y se la ofreció a la princesa y, despidiéndose de los ciudadanos, desapareció misteriosamente.

Desde entonces se convirtió en tradición en Cataluña celebrar el 23 de abril la Diada de Sant Jordi. Este día el hombre regala una rosa roja a su amada como símbolo de amor. Esta rosa siempre va acompañada de una espiga, que representa la fertilidad.

Y del mismo modo que el moderno caballero sorprende a su amada con una rosa roja, ella le sorprende a él con un libro. Y es que el 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro, una celebración instaurada por la UNESCO y que rinde homenaje a William Shakespeare, Miguel de Cervantes e Inca Garcilaso de la Vega, que fallecieron este mismo día.

¿No te parece genial combinar rosas y libros en un día como este? Pues ya sabes, si quieres tu rosa háblale de la tradición y regálale un libro, ¡no tendrá escapatoria!

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